Macondiano

 El realismo mágico, creado por la prodigiosa mente de Gabriel García Márquez, está más vigente que nunca. Da la casualidad que llega un mensaje del cielo, un anuncio de nuestro Creador Supremo: "He dispuesto que mi Hijo amado descienda a la Tierra para que ponga fin a las contiendas humanas, las mismas que durante años  la azotan, la hieren, la destruyen, y la sumen en amargura.  Mi único hijo Jesucristo descenderá para llevar paz y restauración a las naciones, tal y como está prometido en mi palabra de vida". La perplejidad y el escepticismo se apoderará inevitablemente del corazón de los colombianos. No de todos, pero sí de los más sectarios e intransigentes. Surgirán como por arte de magia dos bandos, los del SI y los del NO, como se acostumbra en estos casos, con un máximo promotor de por medio. Como primer punto se pondrá en duda la autenticidad del mensaje celestial partiendo de la base que en su tiempo Jesús fue un revoltoso que puso a tambalear al imperio romano. Su imagen no compagina con el modernismo del poder absoluto y totalitario de nuestro siglo. Se convocará a un plebiscito nacional, propuesto por nuestro gran dirigente de turno, para dirimir la voluntad del pueblo en franca lid democrática. "Aquí de lo que se trata es de establecer y aclarar el origen del mensaje y su oscuro propósito de unidad, todos abogamos por una  paz justa, transparente y equitativa, pero no se puede abrir la posibilidad a la impunidad total con el ingreso de políticas sospechosas de claro sesgo socialista". Entonces los del NO empiezan a salir a las calles portando carteles y entonando cánticos desafiantes a los del SI aleccionados por el discurso oficial. Arriba, en el cielo, Dios no podía creerlo. El ruido que le llegaba de abajo era ensordecedor. Una especie de guerra estaba a punto de desatarse. Y todo porque en un gesto de misericordia ofreció de nuevo la presencia de su Hijo en bien de la humanidad. Hasta que a alguien se le ocurrió decir, no se sabe si en broma o en serio, que el Mesías "ya estaba entre nosotros cabalgando en su mejor yegua pura sangre, avaluada en  cifras desorbitantes, y que su palabra contenía el criterio y los fundamentos necesarios para disipar cualquier duda acerca del futuro de la humanidad".  Así fue como empezó la leyenda del mesías criollo y su prodigiosa locuacidad de culebrero de feria en un país de ciegos donde el tuerto siempre será el rey. *Los Cien años de Macondo, sueñan, sueñan en el aire, y los años de Gabriel, trompeta, trompetas lo anuncia. Encadenado a Macondo sueña don José Arcadio, y ante él la vida pasa siendo remolinos de recuerdos...

*(Letra de la canción Los cien años de Macondo, por los Hispanos)

Vocesdispersas.







Comentarios

Entradas populares de este blog

Algún día leerá estas páginas

Rumba en la Luna

Es domingo.