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Mostrando entradas de agosto 31, 2014

Fragmento recobrado.

Fragmento recobrado ...de eso no hay duda, te confieso que hace rato, pero mucho, mucho rato, todo el tiempo que quieras imaginarte, he estado buscando la mejor manera de escribirte...¿una carta? Mejor dicho, el asunto es que marcho en dirección de encontrar "el pretexto", la "excusa perfecta" para llegar y decirte "Hola, como estás, qué hay de tu vida", sin que de pronto vayas a pensar "Y bueno, a éste qué bicho le picó"... Se me ocurre que podría suceder, ¿no? Pero ya ves, no hubo necesidad de pensarlo mucho ni ponerse a buscar pretextos innecesarios porque los dos, sencillamente, no somos ni pertenecemos al género de los "sepultureros", los que gozan y disfrutan echándole tierra y olvido a lo que un día fue y ahora ya no es. Chas chas. Como las plumillas arrasando con las gotas de lluvia en el parabrisas. Aquí por lo menos, en lo que a este humilde servidor se refiere, los buenos recuerdos se conservan como en caja fuerte, son

El Hombre de la Escalera

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El Hombre de la Escalera. Nueve de la mañana. La calle del barrio en el nororiente de la ciudad luce tranquila con sus gentes y transeúntes yendo y viniendo como autómatas de un tiempo repetido. El calor es notorio y obliga a buscar el sentido contrario donde la sombra se mezcla con los olores tempraneros de las ventas ambulantes y las basuras acumuladas en bolsas negras. Un hombre con camiseta deportiva, bermuda y en chancletas sale de una de las casas con una escalera al hombro. Saluda a quien quiera contestarle e inquiere con buen humor a los que posan de buenos y grandes amigos.  Sus vecinos lo reconocen y el hombre sonríe satisfecho de ser quien es a costa de la censura y el rechazo manifiestos de los otros, los que por envidia y camuflados en sonrisas postizas simulan comulgar con su alegría. Cruza la esquina después de haber caminado dos cuadras. Se detiene para  observar algo inusual que le llama la atención.  Apresura los pasos. Llega al sitio. La casa es de dos p

Para no olvidar: En recuerdo del amigo Desiderio Laguna.

Un buen amigo mio, fallecido trágicamente en la fábrica mientras realizaba labores como operario, me hizo la siguiente pregunta: "¿Para usted, amigo Figueroa, qué es escribir?" La pregunta, hecha a una hora inusual (empezaba a madrugar,  ambos estábamos de turno, él en la fábrica, yo como guarda de seguridad en mi portería) me dejó por un momento entre el asombro y la perplejidad, nunca pensé que podría interesarle el tema, mi dedicación por la escritura nocturna. Vamos a ver, amigo Desiderio: Escribir, para mí, es el acto de afirmación más importante después de levantarme por las mañanas y ponerme a andar. Desde muy niño descubrí que mediante la palabra escrita se podía capturar una realidad y modificarla con el arte del recurso literario. Así empecé escribiendo historias sencillas que giraban en torno al ambiente familiar, en primer plano, permitiéndome, desde la óptica de mis pocos años, entender un poco la realidad que me correspondía en esos momentos. Cuando mi madr

Digo yo

Hay personas que asumen posiciones ambiguas, contradictorias y carentes de sensatez sólo para darse el gusto de mortificar y crear confusión. Ese tipo de gente hace alarde de tener el control de la situación, y con algún poder que le ha sido conferido, aprueba y desaprueba a voluntad sin someter nunca su juicio a las razones por las que debe actuar y responder. Son razones de tipo práctico que en una mente abierta y desprevenida crearían avances, no dudas ni retrocesos. Ricardo Figueroa-escribidore17.blogspot-la máquina de escribir

Gato invasor

Como siempre el gato, el mismo gato de ayer, de antier, de todos los días, haciendo de las suyas en nuestro patio. Al principio creímos que era eventual. Que se trataba de una visita casual con una necesidad inapelable encima. El gato dejó  su recordatorio y se fue. Carmen con los nervios de punta; detesta los gatos y le produce náuseas lo demás. Y es que algunos gatos tienen precauciones a la hora de depositar lo suyo. Están incluso los que tapan con tierra para no desatar futuras venganzas. Pero este gato nos tiene demostrado que quiere una guerra con nosotros. Una guerra de palos de piedras de agua fría caliente de antorchas encendidas lanzadas desde la ventana, en fin, con nosotros se muestra dispuesto a todo y por eso no cesa sus ataques cuando más plácidamente dormimos. En esta tónica llevamos más de un año, el gato con lo suyo y nosotros con nuestra impotencia. Si Carmen se levanta primero soy yo el que pregunta: ¿Vino el gato? Si escucho un gruñido, casi de gata furiosa, es

¿De qué me arrepiento?

¿De qué me arrepiento? De no haberla amado como se merecía esa noche. Porque cuando ella llegó, yo no la esperaba, simplemente hubieron unos toques leves en la puerta y casi malhumorado acudí. Una lluvia menuda traía humedecida su cabellera en desorden. Nos tomamos un café caliente en el sofá. De pronto se quedó dormida. De pronto de sus labios entreabiertos se le escapó un secreto. De pronto de sus sueños veloces asomó un cuerpo, un deseo, las ganas de llegar a un grito que luego se esfumó en su garganta. Ricardo Figueroa-escribidore17.blogspot.com-la máquina de escribir

Cortada de orejas

Estaba muy pequeña mi hija todavía cuando me hizo la siguiente pregunta: "Papa, qué pasaría si te corto una oreja" Aquella pregunta, hecha por un ser tan tierno e inocente me sumió en confusión; mi bella retoña hablando de mocharme una oreja cual diestra de plaza taurina con espada y capa en la mano. "Bueno, le dije, si me cortas una oreja me quedo sordo". Hasta ahí la respuesta pareció satisfacer la un poco, pero como los niños, en este caso una niña, no se dan por vencidos, arremetió de nuevo, esta vez implacable: "¿Y si te corto la otra oreja? ¿Que pasaría si te corto la otra oreja?" Como me di cuenta que su astucia rayaba en cinismo le contesté: "Hija mia, si me cortas la otra oreja quedo ciego" Visiblemente extrañada la niña me encaró: "¿Ciego? ¿Y por qué tienes que quedarte ciego, pa? Le dije: "¡Porque si me cortas las dos orejas como me estás diciendo no tendría yo de dónde sostener los anteojos después!" Ricardo Figue

El injusto final de Crespo.

A Crespo lo mató un carro a las 20:30 horas aproximadamente de ayer sábado, y ni los que andaban con él se dieron cuenta. Era el primer recorrido de la noche de nuestros compañeros por el perímetro y Crespo los acompañó hasta la portería. De un momento a otro el perro se devolvió por donde vino, quizás rastreando alguna huella sospechosa, hasta que alguien llegó y dijo "el perro de ustedes está ti rado allá adelante, parece que lo atropelló un carro" Cuando los compañeros se dirigieron al sitio encontraron a Crespo prácticamente destrozado por el peso del carro que le pasó por encima. La historia del noble y leal perro terminó de manera trágica, producto de su descuido o excesiva confianza a esas horas de la noche, cuando para él se había convertido en el recorrido habitual y nada de lo que por allí había o existía podía representarle peligro.  Hace ocho días exactamente, en las varias llegadas que tuvieron los compañeros en el cumplimiento del recorrido hasta la portería, C