El mensaje del WhatSapp
¡La intolerancia y la estupidez de la gente! Personas que no soportan conocer una verdad distinta a la que ellos mismos adoptan por creerse superiores a los demás. Dentro de esos propósitos bajos y mezquinos suplantan su propia personalidad con el convencimiento de menoscabar la dignidad ajena con el rigor del mercachifle de pacotilla. Hablar de política en un país permeado por la polarización y el odio, alentados desde la premisa de consignas ajenas, mezquinas y manipuladoras, te llevan a descubrir lobos disfrazados de ovejas. El mensaje enviado a mi WhatsApp desde un número desconocido es una muestra clara de ello. Al principio lo tomé como una broma de mal gusto. Alguien de mi grupo de trabajo que me conoce y pone a prueba mi paciencia. Las palabras allí escritas eran como vidrio molido cayendo en mi retina. Pero más que eso eran el producto de un estado miserable de rencor y de envidia inocultables buscando hacer daño. Escudarse en el anonimato es síntoma de cobardía, y est