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Mostrando entradas de septiembre 11, 2016

DESTRUCCIÓN

Yo, yo también siento la fuerza del Maligno girar en torno mío como un espinoso remolino, como un soplo insistente que busca aferrarse y encenderme la piel... Tengo algunos asuntos en la cabeza, el corazón me palpita, las ansias me oprimen y consumen. "Buenos días, te conocí leyendo un libro..." A modo de pretexto. De inexcusable devoción. Tal vez pudimos ser buenos amigos. Olvídalo. Es hora de acabar ya con el manido cuento de hadas. Pero el soplo infernal crece, me envuelve en llamas. Semejo una antorcha, soy ahora una antorcha iluminando mi propia oscuridad. Ayer, ¿ahora? No, fue el año pasado. Corrijo: hace tanto tiempo ya que me cuesta recordarlo. No importa el tiempo. Esa vez pasaba caminando, llegué a tu casa, pregunté si aún eras mi amiga. Nadie respondió. Supongo que es la muerte anticipada. O tal vez el destino. Resulta difícil establecerse. Y demasiado fácil evadirse. Ser la sombra de un cuerpo nunca revelado, nunca palpado, eternamente aprisionado en la eternidad

Esa noche

Esa noche sentí los pasos de Alícia resonar por el solitario y oscuro pasillo; me inquieté ante la osadía de saberse libre como una mariposa en vuelo. Sentado ante la pequeña mesa de madera tuve tiempo para construir una última frase aceptando que ninguna casualidad encaja en el vil desprecio. La recibí con la mirada repleta de dulces y a la vez caóticos deseos. Inmóvil en el marco de la puerta, semejando una fatídica aparición de ensueño; no hablamos. El encuentro acabó por paralizarnos a ambos. Extendí una mano como de ciego, la sutileza de su sonrisa abolió de tajo esa distancia cruel que nos separaba. ¿Estamos solos? Lo dijo con voz temblorosa de niña asustada. El beso la convenció de entregarse al instante impuro de pasión que en el alma la condenaba. ¡Alicia, desflorada con delicia, amada beso a beso, palmo a palmo sacrificada! En sus ojos, noche inmensa que el placer desborda, mi alma navega a la deriva: es reflejo de agonía en tu herida reivin