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Mostrando entradas de marzo 4, 2018

MEMORIAS DE UN ADOLESCENTE ENAMORADO.

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Cuando llegué de la escuela y entré a la casa mi mamá  estaba en la sala cosiendo o mejor, remendando un pantalón viejo de papá. Apenas me vio su cara se iluminó con una sonrisa de felicidad. "¡Hijo querido, estaba muy preocupada por ti, ven que quiero abrazarte!..." Y levantándose afanosamente del asiento me estrechó tan fuerte que el corazón pareció desencajárseme por algún lado del pecho. Madre, le dije, sólo vengo de la escuela, me recibes como si acabara de llegar de un largo viaje, me parece algo exagerado, ayer no fue lo mismo. ¿Tanto me quieres y me extrañas madrecita querida? Dame algo de beber mejor, tengo mucha sed. Mi madre se apartó apenas unos centímetros para mirarme directamente a los ojos. Noté una leve confusión en su ánimo. Quizás se avergonzaba de esa incontenible efusividad maternal. "¡Perdoname hijo, me dejo llevar por las emociones. Anoche tuve un sueño. Demasiado desagradable. Me ha puesto nerviosa. Muy asustada. Incluso ahora mismo vuelven es