AGUSTINA
Agustina. Prefiero no mencionar su apellido. Es argentina. Escritora. Poeta. Muy inteligente. La contacté por la red social Facebook. Me gustó lo que publicaba. Sus comentarios eran soberbios, cargados de humor negro, de ironía. El existencialismo parecía ser su punto de partida. Y también el nihilismo. Nuestras distancias culturales eran enormes. Muy avanzada en materia de filosofía, su asignatura predilecta. Cruzamos algunas ideas. Todo en la vida de ella parecía ir bien. Al menos eran esas mis conclusiones. Hasta que un día, 15 de julio de 2017, a las 4:50 p.m., para ser más exactos, publicó estas palabras aclarando su verdad: "Tengo 26 años y me siento muerta en vida. A los 18 pensé que me iba a sobrar tiempo y la vida me cagó a machetazos. Háganme caso... El camino que elijan hay que seguirlo hasta el final... Nunca se es demasiado joven ni demasiado viejo. Escribí un libro de 360 páginas a los 12 años. Pero era demasiado joven. Ahí está, tirado entre cajas y cosas vi