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Mostrando entradas de noviembre 14, 2021

SEÑOR DE LAS SOMBRAS (I parte)

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  El edificio donde funcionaba el Amoblado, cuyo nombre escrito en una lámina metálica decía “El viajero”, queda en la carrera primera con cuarenta y seis, barrio Popular. La vieja edificación era de dos pisos con treinta habitaciones arriba, mientras que en el primero funcionaba el restaurante de doña Ofir, una paisa cincuentona cuyo rostro parecía sacado de un cuadro de Débora Arango.   Al amoblado llegaban todo tipo de personas con distintos afanes y necesidades, desde prófugos de la justicia, amantes clandestinos, músicos en estado de inopia, declamadores desesperados, poetas en trance de agonía, adivinos y vendedores de ilusiones, artistas de circo, políticos descastados, hasta inventores del elíxir de la eterna juventud. Generalmente las habitaciones permanecían ocupadas con todos los clientes que llegaban a diario, provistos unos de equipaje, otros sólo con la ropa que llevaban puesta. Algunos preferían matar el tiempo haciendo tertulia en la estrecha salita en medio de jugos he