EL PALO DE AGUACATE
Cuando estoy solo, mirando por la ventana el transcurrir de la noche, aquí en mi puesto de trabajo, ejerciendo la vigilancia, me vienen a la mente distintas situaciones de distintas épocas y etapas de mi vida donde descubro que la he cagado. Ahorita mismo recuerdo, por ejemplo, esa vez en Tristebuey, pueblecito de veraneo a una hora de la ciudad, un sábado en que nos visitaron mis dos sobrinos y un primo de ellos, de menos edad, pero no por eso carente de chispa y de alegría. Me lo presentaron. Soy James, James Bond, me dijo con cara de detective ilustre, pero enseguida corrigió totiado de la risa , ¡James Moncayo, puedes utilizar, sin embargo, el modo criollo, Yeins! Mucho gusto Yeins, me encanta conocerte, le dije. Y a mí, aún más, respondió. Eres una especie de genio ambulante, me han dicho mis primos. Vamos a confirmarlo, les dije a ellos, y veo que no están especulando. Cuando una persona es inteligente se nota en la forma de hablar y de mirar. Hay profundidad en tu mirada, co