Entradas

Mostrando entradas de mayo 28, 2017
Fragmento de un diario/ Diciembre de 1998. No creo exagerar si te digo lo perfecta que es tu compañía en estos momentos. Te ves hermosa con tu vestido materno. Es cierto. Cuando te lo compré nos parecía un aditamento innecesario del que te parecía imposible disfrutar a plenitud. Me refiero a esos intentos fallidos donde el destino apagó esas grandes ilusiones. Dos momentos muy duros donde conocimos la impotencia de retener el desarrollo de dos vidas incipientes. Se fueron, Se nos escaparon. Se disolvieron con cada gota de nuestras lágrimas. Ahora todo parece ir bien. Eso de querer ser madre te ha sentado de maravilla. Que valga la espera. Es posible que nos hayamos demorado mucho pensando quien sabe qué. Necios que somos. Cuando nazca el bebecillo seguro nos reprochará tanta demora. Me lo imagino ahora adentro muy cómodo pero impaciente también por salir y ponerse a explorar el espacio que hemos preparado para él. ¿Como será? ¿Gordito? ¿Flaquito? ¿Arrugado? ¿Parecido a ti? ¿A mi?
Un gesto impensable. Había anochecido. La calle estaba atestada de transeúntes afanados que empujaban insolentes. Una mujer de un abrigo marrón me mostró sus dientes amarillos. Quise explicarle que no la conocía pero me dio la espalda. Llegué al pequeño hospital. Una enfermera cargada de años me recibió. Lo siento, me dijo. Tendrá que esperar hasta que alguien lo atienda. Ha venido mucha gente hoy. Cuál es su problema. Le dije que no tenía ningún problema. Que estaba allí por una situación incomprensible. Yo me siento bien. No estoy enfermo. Quien está enferma es una persona que conozco y me ha llamado. ¿Y cómo se  llama la persona? Es una mujer, le dije. Parece que le dieron algo y anduvo desubicada en la calle. Nunca pudo encontrar la dirección de regreso a su casa. ¿Y qué es para usted esta persona?, me dijo la enfermera. Nada, le conteste. Se trata de una amiga. Alguien que conocí hace mucho tiempo. Hoy he vuelto a saber de ella. Llegó hace dos días. La primer