RESULTADO DEL AMOR NUNCA CONSUMADO
En la escuela tenían la costumbre los muchachos de llevarse a las compañeritas con engaños para los lados de la cancha y hacerles vaca muerta. Eso lo hacían los más osados y experimentados en estas bajas lides. Cuando terminaban llegaban sacando pecho y diciéndonos que por cobardes nos privábamos de conocer el verdadero placer que hace hombres machos. A algunas muchachas les gustaba que les hicieran eso. Y mientras trataban de darle orden al cabello y alisarse la falda del uniforme cuchicheaban con otras chicas de la aventura sostenida. En cambio, las otras mostraban repugnancia y llegaban llorando con piedras en la mano amenazando con denunciarlos en rectoría. Los abusadores recurrían entonces a tretas más ingeniosas aún para hacerlas desistir de ese propósito. Pero esto ocurría cuando era la primera vez para ellas. Ya después, por algún efecto desconocido, se iban detrás de ellos haciéndose las locas sin oponer resistencia. Muchas veces, en las horas del recreo, yo me ubicaba estra