Travesía por el desierto
Travesía por el desierto. Recuerdo la vez que estuve haciendo una travesía por el desierto. Era una distancia muy larga la que debía recorrer. La poca agua que llevaba se me agotó muy rápidamente. El calor y la sed se estaban volviendo insoportables. Qué bruto venirme al desierto sin saber realmente lo que era éste. Haga de cuenta el infierno con arena hirviendo. Sin embargo seguía caminando sin detenerme con el propósito de llegar al sitio señalado. ¿Cuál era éste? Ya ni me acuerdo. El terrible c alor cocinaba a fuego lento mi memoria y todos mis pensamientos. De pronto divisé a lo lejos una figura humana que venía en dirección al sitio donde me encontraba. Alabé a Mahoma como el falso árabe que era. Bien paisa yo. Paisa no. Paisano. Acelerando los pasos llegué a su encuentro. "¡Por el amor de Dios, déme agua, necesito agua!" El que venía ni siquiera reparó en mi desespero, todo lo que me dijo fue "Lo siento amigo, no llevo agua, pero tengo corbatas para la ven