Es domingo.

 

06:20 am.- Despertamos a un nuevo día, es domingo. Afuera el ambiente de la calle es de suprema calma, interrumpido apenas por el paso fugaz de un motociclista salido de la nada. Distinto en los días normales cuando desde temprano el ruido es endiablado sobre la vía principal, y el sueño se va al traste. En ese fluctuar de la mente entre lo subjetivo y lo apenas normal que se va imponiendo con cada ruido detectado, es que se determina el milagro de abrir los ojos cuando muchos no pudieron hacerlo. La reacción es inmediata: En el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo, Amén. Gracias Dios Padre por el nuevo día, por la vida que nos concedes, por la salud y el bienestar que nos das, gracias por la casa, por el hogar, por la familia, por los alimentos que pones en la mesa, que tu misericordia se extienda hacia los que claman por tu ayuda, a los que carecen de techo, lecho y pan, a los que padecen los rigores de la angustia, la tristeza, y el dolor en su corazón, a los que queriendo conciliar el sueño no pueden, haciendo de sus noches un infierno y un purgatorio, a todos ellos ayúdalos, socórrelos, devuélveles la paz, la tranquilidad y el sosiego en su alma para recuperar la confianza en sí mismos y en la vida. Amen. Digo que después de esta pequeña oración el ánimo se robustece y la fe nos impulsa a obrar con justicia y caridad ante nuestros semejantes. Los miedos, los temores y las dudas, se vuelven pequeños también. Esta costumbre de orar antes de levantarse uno de la cama nos la inculcó nuestra madre desde niños. Cuando llegábamos a la mesa a tomar el desayuno lo primero que hacía ella era mirarnos directo a los ojos. Allí descubría, o mejor, detectaba la franqueza de nuestras acciones. Y al que no le encontraba un rasgo cierto y favorable lo devolvía a la habitación para que se arrodille y rece. Siempre fue así, y eso se nos quedó para siempre. Se necesita que haya tenido una noche ajetreada (¿tumultuosa?) por una rumba indeclinable (hasta ahora sigo siendo alegre y nada me quita lo bailao) y amanezca, por tanto, con la cabeza congestionada y dándome vueltas para no acordarme de lo primero que tengo que hacer. No es frecuente que me inmiscuya en estos desórdenes espiritosos, pero pasa, pasa mi chavita, como dijo Cantinflas en una de sus películas. Los domingos, aquí en mi casa, cuando no tenemos un plan determinado para salir, nos unimos todos a encarar valientemente el oficio de la casa, somos tres, y nos dividimos la tarea. Antes, y lo digo con suma tristeza, lo primero que hacíamos era sintonizar la emisora La Bakana 103.1 por el programa ya tradicional de los domingos "De paseo con Candelo", animado y dirigido por Alexander Torres Candelo, y con una sintonía grande y entusiasta en el Centro y Norte del Valle. La verdad sea dicha, hay personajes en la radio que saben conquistar audiencia por su estilo auténtico y sencillo, y Candelo pertenece a esa generación de locutores que se distinguen por su conocimiento y maestría en el arte de la buena locución. Esta virtud lo hizo único, apreciado e inconfundible en su espacio musical de la mañana. Su alegría era proverbial, contagiosa, dicharachero e ingenioso en sus comentarios, y la gente se comunicaba con el desparpajo propio de los que se consideran "sus amigos" así lo sean sólo por las ondas sonoras. Su voz era familiar, como tener un invitado en casa, procurándonos risas, alegría y diversión. Qué le pasó a Candelo: el día 18 de febrero ya no apareció en el programa y nuestra extrañeza se hizo evidente. ¡Ve, qué pasaría con Candelo que no se lo escucha, ponen la música, pero no más! El programa se hizo sin su participación. Encontré con pesar una nota en la página de la emisora: Hoy le pedimos a Dios por la salud de nuestros oyentes, en especial por nuestro amado compañero Alexander Torres. La segunda nota informativa confirmó el sorpresivo y triste desenlace: Lamentamos informar que nuestro amado compañero Alexander Torres Candelo falleció la mañana de hoy (martes 20 de febrero). Siempre le recordaremos por su alegría, entrega, amor, pasión y profesionalismo. Paz en su tumba y fortaleza para sus familiares allegados y amigos. Y otra más: LA RADIO EXTRAÑARÁ TU ALEGRÍA. Se va un amigo, un hombre apasionado por su profesión, querido por todos sus oyentes y seguidores, sus viejotecas, su conocimiento musical y espontaneidad le hacían único. ¡En Paz descanses amigo! Velación: Calle 18 # 14-14 funeraria Santa Cruz Buga. Desde las 3:00 pm. Había nacido en el año de 1974, en Barranquilla, un 4 de junio, falleció luego de padecer durante meses de serios quebrantos de salud. Amante de la salsa y la música tropical, con un permanente interés por estos géneros, Candelo demostró ser un conocedor y un melómano serio e informado, haciendo gala y derroche de sus conocimientos sobre este tema. Contaba entonces con 50 años, qué vainas que la gente querida y talentosa tenga una permanencia tan corta en este mundo. Le pasó también al escritor chileno Roberto Bolaño, a quien lo venció una enfermedad hepática en el fragor de su producción literaria. Él sabía que si no se sometía a tiempo a un trasplante de hígado iba a morir. Estaba de 20 en la lista. La enfermedad se agudizó, el escritor no pudo soportar más. Alcanzó a escribir su obra monumental 2666 con el propósito de dejar a su familia protegida económicamente. Lo logró para fortuna de ellos, y de nosotros, sus lectores. Qué se puede decir contra estos sinos trágicos de la vida. Quién prevé lo que puede ocurrir mañana. La muerte es como la suerte que llega en el momento menos esperado. Al final, nadie puede dar crédito de lo que ve.

Nicolás Figue, Vocesdispersas/ escrittore17.blogspot.com- febrero 25 de 2025



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