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Mostrando entradas de 2017
Acerca de cómo bañar un gato a las tres de la madrugada. Estuvimos patrullando con el compañero Arias en la camioneta 381, él al volante. Eran aproximadamente las tres de la mañana, acabábamos de salir de una hacienda, Palocecal, y tomamos rumbo a la siguiente hacienda llamada Alemania, pero antes hay que pasarle revista a unos pozos de bombeo. Íbamos por esa ruta, al pasar por el cementerio de El Tiple, vimos a la orilla de la vía un gato muy bonito merodeando por los muros del cementerio. Era blanco con negro, pero más blanco que negro, muy elegante y elástico. Había llovido muy fuerte y  grandes charcos se almacenaban a orillas del camino. Vi que llegando justo por donde estaba el gato el compañero Arias aceleró para pasar por encima del charco, el gato se quieto quieto quizás encandilado por las luces, y antes que pudiera reaccionar le cayó una cascada de agua encima, toda el agua del charco. Al principio a ese gato lo vimos esponjado con todo el pelaje seco, muy orondo y jactan
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El resultado del amor nunca consumado. En la escuela tenían la costumbre de llevarse a las muchachas con engaños para los lados de la cancha y hacerles vaca muerta. Eso lo hacían los muchachos más experimentados en estas bajas lides. Cuando terminaban llegaban sacando pecho y diciéndonos que por cobardes nos privábamos de conocer el verdadero placer que hace hombres machos. A algunas muchachas les gustaba que les hicieran eso. En cambio a otras les repugnaba y llegaban llorando con piedras en la mano. Los abusadores salían corriendo, buscando protección. Pero esto ocurría cuando era la primera vez para ellas. Ya después, por algún efecto desconocido, se iban detrás de ellos haciéndose las locas sin oponer resistencia. Muchas veces, en las horas del recreo, yo me ubicaba estratégicamente para no perderme la inevitable acción. Casi siempre eran los mismos. Ramiro empezaba a halagarlas con cuentos, a calentarlas mejor dicho. Ellas se reían contorsionando el cuerpo, dejando v
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Enemigo mio Me dejas sorprendido, recordar con exactitud el nombre de una película vista en 1986 no lo habría hecho yo si no me lo recuerdas ahora. "Enemigo mio", te aseguro que volveré a verla sólo para rescatar imágenes olvidadas de cuando tuvimos como tú dices "tan corto romance" y que yo inexplicablemente terminé. Vaya, aún no tengo claro si yo tomé la iniciativa Magaly, era tan  despistado, tan joven, por decir lo mismo, y podía estar haciendo una cosa u otra con tan pasmosa facilidad... Recuerdo eso sí que fui a tu casa un par de veces, nunca entré, llegaba hasta la puerta y ahí decidíamos a donde ir. Me gustaba mucho ir a cine, era una de mis aficiones favoritas, nunca dejé pasar un sábado sin ir, me encantaban las películas, y más si eran de misterio, de terror. Te felicito por recordarlo tan al pie de la letra amiga mía. Ricardo Figueroa-La Máquina de Escribir/ Autor.
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Cuando de recordar se trata… Cuando de recordar se trata, la memoria aporta su cuota de lucidez en algunas ocasiones, y opone resistencia en otras. El momento de gracia es cuando nos asalta una imagen, una frase, un aroma, una canción, cualquier detalle en apariencia insignificante, para que la mente se proyecte a la velocidad de la luz y se instale en el tiempo y en las circunstancias exactas demostrándonos que nada de cuanto se ha vivido, la vida lo arroja en saco roto. Es la vida precisamente la que termina colocando las piezas sueltas de nuestra existencia en su justo lugar. Por lo tanto no me queda difícil ahora relacionar hechos y situaciones que no por insólitos y cargados de dramatismo, terminaron siendo impactantes y estremecedores para mí. Corría el año de 1993. En esa época fui asignado como integrante del grupo de Seguridad de una reconocida compañía local a la clínica Rafael Uribe Uribe del ISS. De entre los distintos puestos de trabajo allí existentes se encontrab

PRIMERA PINCELADA EN SECO

Viernes 14. Por la tarde. Tenía que ir al banco a retirar el valor de mi cesantía liquidada. Hablé con el enano para que me concediera el permiso. El enano agrandado por efectos del cargo. El que disimuladamente se come a las cajeras para sostenerlas fijas en el puesto. Ellas dicen que es mentira. Que es mentira que ya no quede ni una sin que haya probado la dureza del látigo. Porque hasta sádico y perverso resultó este peculiar engendro del demonio. Serían las tres de la tarde cuando salí del almacén dispuesto a efectuar esa ansiosa diligencia. Toda la semana me la había pasado haciendo planes. Pensando vanamente si la platica iba a alcanzarme para cubrir parte de los tantos gastos pendientes. Pero el asunto ya estaba decidido. Tenía que comprar una nevera. Era prioritario que lo hiciera ya mismo. Matrimonio que se respete debe contar al menos con una estufa, un televisor, una cama y la nevera. Lo demás ya se iría consiguiendo con el paso de los días y del duro trabajo. Mi mujer

Un encuentro imprevisto.

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Un encuentro imprevisto. Me retiré del sitio donde me encontraba junto con mi esposa, que estaba escogiendo algunas frutas para llevar a casa, cuando descubrí a Verónica en la sección de ropa deportiva haciéndose la que miraba algo. Pero la verdad no estaba buscando nada, era un pretexto para que yo la viera y me dirigiera hacia ella. Vi a mi esposa que me daba la espalda y sin más explicaciones le dije esperame un momento voy al baño. Vero de inmediato dio la vuelta y se metió al pasillo contiguo. Cuando estuve junto a ella lo primero que hizo fue besarme. El olor delicioso que emanaba todo su cuerpo me embriagó. "Sabes que no puedes hacer esto, menos aquí. Estás provocando más que un escándalo, mira que si nos descubren se me acaba todo, mi matrimonio, mi familia, estás jugando con mi vida, con todo lo que poseo" Ella parecía no escuchar mis palabras. Su cuerpo lo pegó decididamente al mío. "Siempre tendremos más cosas buenas que malas querido mio, siempre seremos

Soñar no cuesta nada.

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Intentar una aproximación al contenido y significado de los sueños; complicado eso. Tratar de entender al menos qué se esconde en esas imágenes subjetivas, la esencia que las alienta. Uno no escoge el tipo de sueños que quiere tener mientras duerme, los sueños simplemente se producen, se desencadenan en una sucesión de episodios variopintos, inconexos, abruptos, inverosímiles, graciosos y ridículos. Hay sueños que se recuerdan con facilidad, mientras otros "se borran", se desvanecen instantáneamente apenas despertamos, enseguida de abrir los ojos. Hoy domingo 25 de junio de 2017 desperté abrumado por el impacto de un sueño que podría tomarlo como tal o como un anuncio, una revelación quizás de algo que puede suceder. Sin embargo no me atrevo a llevarlo al plano místico ni religioso porque como ser humano que soy tengo falencias que me alejan, en vez de acercarme, a cualquier interpretación de orden divino. Lo registro como una anécdota más del hecho de acostarse y soñar eso q
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La agonía del Tosco. La casa seguía estando allí, sin nada que la hubiese modificado. Lúgubre y silenciosa. Con esa sensación de abandono en sus puertas, pisos y  paredes. Eché un vistazo al dormitorio principal, último refugio de mi abuelo. Me espantó el olor a humedad y el frio represado allí adentro.  La oscuridad era otro de sus tristes distintivos. Casi que vi la silueta inclinada del abuelo sosteniendo el periódico al lado de la ventana. Preferí dar la vuelta y seguir inspeccionando el lugar. Di  con la puerta de la pieza contigua donde él expiró en brazos de mi tío Ernesto. Era un miércoles si mal no recuerdo.  Serían las nueve de la mañana cuando vi su pecho estremecerse con el abrupto estertor de la agonía. El  llanto de los familiares que lo rodeábamos en ese momento invadió el ámbito de la casa. Yo abracé a mi padre muy fuerte con la clara evidencia de tenerlo  vivo por el resto de la vida. Nos acostumbramos a verlo como un ser dotado de una enorme capacidad y resiste
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Año 1960. Mis primeros meses en Cali. Cuando mis padres llegaron buscando su futuro con el primogénito en brazos. Dice mi padre que la ciudad en aquel tiempo era muy tranquila, con gente solidaria que le tendió la mano. Nuestra residencia quedaba en la calle 15 con carrera 15. Mi tío Gilberto Pabón era un comerciante muy prestigioso y reconocido. Era el dueño de la Ferretería Pabón. Papá le ayudó junto a otro de mis tíos, Luis Eduardo, "el tío Lucho", fallecido hace quince dí as en Pasto. La estadía de papá no fue muy fructífera. La nostalgia de la tierra le pudo más. Regresó a Pasto al cabo de poco tiempo, después del nacimiento de su segundo hijo, Felipe Andrés. Quedaron estos recuerdos. Una mamá muy joven, un padre orgulloso y enamorado, un hijo que tal vez nunca quiso irse al entender que este era su sitio, la ciudad de sus sueños. Volvimos, retornamos ya adultos todos, reconquistamos el sueño, trajimos a nuestros padres, los condujimos de nuevo al escenario de sus amores
Las falsa victorias. La presentación del Deportivo Cali anoche en el Atanasio en la disputa del campeonato del fútbol profesional colombiano deja sólo una conclusión: el desborde grotesco con que una buena parte de la afición vallecaucana, en este caso contraria a los afectos del equipo verdiblanco, se materializó en diversas expresiones que evidencian no sólo el regocijo por la desdicha ajena sino que dejan traslucir sentimientos de odio y frustración que no se justifican ante un resultado adverso y en cierta manera natural como el sacado anoche por el Deportivo Cali. Yo estoy sorprendido por esa gran capacidad de mofa del que hace gala la gente al llevar al máximo del ridículo a un equipo cuyo único pecado fue disputar la final de un campeonato, lo cual no ocurrió con los otros equipos de la liga que quedaron en el camino, sin ninguna posibilidad de hacerlo. Me parece que no es civilizado ese comportamiento, yo como hincha vivo el fútbol para divertirme, no para obtener consecuenc
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Trejos le dice adiós a los muchachos. El sábado 3 de junio, a las 05:48, ingresó Holmes Trejos por el molinete para atender una importante cita con el destino. No entraba como lo hizo durante veintisiete años para cumplir con otro día de trabajo. Esta vez era  una visita protocolaria que nuestro compañero y amigo realizaba para “decirles adiós a los muchachos, compañeros de la vida”. Es que veintisiete años dejan huellas no solamente en la piel sino en el alma, eso lo entendemos.  Los buenos momentos, así como los mejores recuerdos, se depositan allí, en esa patria de la existencia que es el alma de las personas. “La verdad es que los voy a extrañar mucho porque en el trabajo uno aprende de cada uno, cosas interesantes que le pueden servir en un futuro. En fin, dejo muchos amigos. Yo ingresé el 12 de marzo de 1990. 27 años de servicio en el Cuarto de Herramientas. A mis compañeros le digo: sean honestos, cumplidores con sus deberes, mantengan siempre  buena actitud y sean respon
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                            UN ÚLTIMO RUEGO    Flaco, ya sé que cuando leas este papel vas a hacer gestos. Pero sabes que es la única forma que encuentro para desahogarme. Yo quisiera que esto no sucediera. Ojalá que todo fuera como antes. Que aún  con  los problemas que  han habido siempre, buscáramos la forma de ponernos de acuerdo. Solucionarlos directamente. Ahora el diálogo, si es que puede llamársele así  a lo poquito o nada que hablamos, es por medio de mensajes escritos. Soy tan susceptible que por cualquier desaire, desplante, una mala mirada o un grito, con  eso tengo para llorar.  “Para hacer berrinche por pequeñeces”, como dice usted. Me deprimo rápido. Todo eso me duele. Créame que yo anhelo por encima de todo que me demuestre con hechos lo que siente por mí. Y que el sentimiento no te lo guardes.  Ej.: es como si compraras un electrodoméstico y no lo utilizaras, lo archivaras, y cuando ya quieras usarlo, encuentras que algo anda mal, tienes que llevarlo a que
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                                           ESO FUE HACE MUCHO TIEMPO YA    Esa noche salimos del apartamento de Joana como a las once. Para empezar, unos sorbitos  del mejor: aguardiente Galeras. Tenía la botella lista. Refrigerada. Era su estilo. Su mejor estilo para empezar su propia rumba. Había que calentar motores cuanto antes. Nos dijo. Sin embargo me daba cuenta que el ánimo de los otros no era el mejor. Nunca para pretender alcanzar el nivel de vértigo de las otras veces. Escuchamos música de Silvio Rodríguez, Charlie García, y claro, lo inevitable de Queen, que nos ponía en escala superior. No faltaron por supuesto los inmortales de la vieja guardia que tornaban estúpidamente deseable a la Jenny. Joana la miraba descaradamente con el deseo quemándole las pupilas. Ponía ojos de gata ronroneante, cadera ondulada y seductora. Propuso que nos quedáramos mejor ahí, en su apartamento, en su guarida, con la perspectiva nada despreciable de la alfombra en nuestros pies.