Trejos le dice adiós a los muchachos.

El sábado 3 de junio, a las 05:48, ingresó Holmes Trejos por el molinete para atender una importante cita con el destino. No entraba como lo hizo durante veintisiete años para cumplir con otro día de trabajo. Esta vez era  una visita protocolaria que nuestro compañero y amigo realizaba para “decirles adiós a los muchachos, compañeros de la vida”. Es que veintisiete años dejan huellas no solamente en la piel sino en el alma, eso lo entendemos.  Los buenos momentos, así como los mejores recuerdos, se depositan allí, en esa patria de la existencia que es el alma de las personas. “La verdad es que los voy a extrañar mucho porque en el trabajo uno aprende de cada uno, cosas interesantes que le pueden servir en un futuro. En fin, dejo muchos amigos. Yo ingresé el 12 de marzo de 1990. 27 años de servicio en el Cuarto de Herramientas. A mis compañeros le digo: sean honestos, cumplidores con sus deberes, mantengan siempre  buena actitud y sean responsables en su trabajo, eso lo digo por experiencia. Y a la empresa Incauca S.A.S le agradezco la oportunidad y estabilidad que me brindó durante los 27 años de servicio, con lo cual me permitió el bienestar propio y el de mi familia, agradezco el apoyo ofrecido en todo sentido, sobre todo en momentos difíciles. Una de las metas era tener una vivienda digna y mejorada, es lo que me queda, y haber cultivados buenas amistades. Y a nivel personal, mi mayor satisfacción es haber logrado la pensión de vejez. Qué más le puedo pedir a la vida”. Lo dice con serenidad y complacencia. Como si toda la vida se hubiera preparado para confiárselo a alguien.    Recuerdo nuestra “guerra de carteles”, él, acérrimo americano, yo, caleño ferviente y con  pulso firme ambos para acentuar esas simpatías con la sarcástica caricatura. La diferencia es que él se destacó siempre por su puntualidad y agudo sentido del humor. En más de una ocasión provocó estragos en el ánimo de sus contrarios, en este caso los caleños, con sus dibujos. Y se encargaba de dejarme una copia en la portería para que yo no me perdiera del regalito. Nunca destruí sus dibujos como quizás lo hicieron otros, los que no soportaban la lúdica provocación. Conservo muchos de esos papelitos con la admiración propia que concede la amistad. “Ahora lo importante es que como hinchas el Valle vaya con alguno de los dos equipos, se quede con el título, porque los paisas se lo están llevando todo”. Ayer viernes, 9 de junio, nuestro amigo y compañero regresó con el fin de adelantar algunas diligencias en la oficina de personal. Aprovechó también para estrechar la mano de quienes le salían al paso para saludarlo. Y para dejarnos su última caricatura, la derrota del Cali 3 a 1 ante el Dim. “Le pegaron al Cali, lo volvieron una arepa” Y ahora qué Trejos, no diga que también se va a jubilar de dibujante, le decimos, y él, con esa sonrisa entre nerviosa y dicharachera que le conocemos dijo “no, ahora más que nunca van a seguir sabiendo de mí, ya buscaré la forma de hacerles llegar el recado cada que la ocasión lo amerite”. Y no lo dudamos por el mucho tiempo disponible que tendrá a partir de ahora para aplicarse con enjundia a lo que más le gusta: dibujar y sacarle chispas a más de un caleño furibundo. Gracias amigo Trejos por dispensarnos su amistad, por mostrar caballerosidad y don de gentes en ese día a día del trabajo y la labor cumplida al frente de esta gran empresa que te acogió por veintisiete años, Ingenio del Cauca-Incauca. Que disfrutes estas merecidas vacaciones sin fecha de retorno. 

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