Acerca de cómo bañar un gato a las tres de la madrugada.

Estuvimos patrullando con el compañero Arias en la camioneta 381, él al volante. Eran aproximadamente las tres de la mañana, acabábamos de salir de una hacienda, Palocecal, y tomamos rumbo a la siguiente hacienda llamada Alemania, pero antes hay que pasarle revista a unos pozos de bombeo. Íbamos por esa ruta, al pasar por el cementerio de El Tiple, vimos a la orilla de la vía un gato muy bonito merodeando por los muros del cementerio. Era blanco con negro, pero más blanco que negro, muy elegante y elástico. Había llovido muy fuerte y  grandes charcos se almacenaban a orillas del camino. Vi que llegando justo por donde estaba el gato el compañero Arias aceleró para pasar por encima del charco, el gato se quieto quieto quizás encandilado por las luces, y antes que pudiera reaccionar le cayó una cascada de agua encima, toda el agua del charco. Al principio a ese gato lo vimos esponjado con todo el pelaje seco, muy orondo y jactancioso, cuando voltié a ver por la ventanilla quedó todo flaquito mostrando el esqueleto con el pelo ahí pegado por el agua. Y el Arias cagado de la risa. El gato alcanzó a cruzar la vía en pura verraca hacia el otro lado pero ya no era el mismo, era otro gato a las tres de la mañana salido como estaba de semejante ducha...qué mierda el compañero jajajajaa. Pobre gato, nos debe estar mentando la madre todavía jajajaja

Ricardo Figueroa-La Máquina de Escribir/ Autor.

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