Año 1960. Mis primeros meses en Cali. Cuando mis padres llegaron buscando su futuro con el primogénito en brazos. Dice mi padre que la ciudad en aquel tiempo era muy tranquila, con gente solidaria que le tendió la mano. Nuestra residencia quedaba en la calle 15 con carrera 15. Mi tío Gilberto Pabón era un comerciante muy prestigioso y reconocido. Era el dueño de la Ferretería Pabón. Papá le ayudó junto a otro de mis tíos, Luis Eduardo, "el tío Lucho", fallecido hace quince días en Pasto. La estadía de papá no fue muy fructífera. La nostalgia de la tierra le pudo más. Regresó a Pasto al cabo de poco tiempo, después del nacimiento de su segundo hijo, Felipe Andrés. Quedaron estos recuerdos. Una mamá muy joven, un padre orgulloso y enamorado, un hijo que tal vez nunca quiso irse al entender que este era su sitio, la ciudad de sus sueños. Volvimos, retornamos ya adultos todos, reconquistamos el sueño, trajimos a nuestros padres, los condujimos de nuevo al escenario de sus amores, de sus iniciales luchas por conquistar ese " algo" tan difícil que a muchos cuesta tener en la vida: una oportunidad de estar donde se tiene que estar.

Ricardo Figueroa-La Máquina de Escribir/ Autor.

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