La Grieta (relato corto)


La Grieta
                                                        Autor: Ricardo Figueroa

Las hormigas arrastraron al hombre hasta la raíz del árbol más próximo. El hombre ni siquiera parpadeó. Parecía dormido o, lo que era peor, muerto por alguna desafortunada circunstancia. Su cuerpo había caído en diagonal y una de sus piernas, la izquierda, atajaba el camino por donde pasaban las hormigas rumbo al agujero abierto al pie del árbol. La fila interrumpida se fue congregando en ansiosa manifestación alrededor del hombre sin soltar los pedacitos de hoja verde que portaban. Luego de un secreto acuerdo soltaron su carga vegetal haciéndose cargo del hombre. Tomando posiciones estratégicas se ubicaron a los lados y debajo del pesado cuerpo. Al principio el esfuerzo resultó vano. Un grupito de hormigas se dirigió entonces al agujero y en poco tiempo un ejército numeroso salió en ayuda. Eran tantas que en poco tiempo la superficie del suelo parecía moverse en tenue oleaje. Poco a poco la pierna izquierda empezó a correrse para despejar el camino. La derecha marcó un giro paralelo para ubicarse en posición directa al agujero del árbol. El resto del cuerpo fue sencillamente deslizándose como si una ley de gravedad lo transportara al vacío. Los pies, las canillas, las rodillas, los muslos, las caderas, el tronco y los brazos fueron desapareciendo en la profundidad del orificio. Las hormigas empezaron a celebrar con movimientos frenéticos el final de la acción emprendida. Pero justo cuando quedaba la cabeza  por traspasar el umbral cavernoso, un campesino que iba montado en su caballo descubrió la horripilante escena y partió en veloz carrera para dar parte a las autoridades. En el reporte se dijo que la víctima, un reconocido minero de la región, había sido muerto en un asalto y que los delincuentes intentaron sepultarlo en la raíz perforada del árbol para borrar cualquier huella del crimen cometido. Lo extraño fue que en uno de los bolsillos del pantalón hallaron un montoncito de oro fuertemente amarrado en un pañuelo sucio y maloliente.

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