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Mostrando entradas de 2023

Recuerdos y añoranzas en Navidad

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 24 de diciembre. ¡Cómo recuerdo las Navidades pasadas en casa, con mis padres y hermanos! El ambiente del hogar cambiaba totalmente, mamá se esmeraba por darle un toque especial a las cosas, colocando adornos navideños que anunciaran el día más feliz del año. ¿Pero era realmente el día más feliz del año para nosotros? Me refiero a que en nuestra mente de niños los deseos sobrepasaban cualquier expectativa sin contar las posibilidades que pudiera tener papá para complacernos. Siempre quise una bicicleta. Pero obtener un regalo de esta envergadura significaba, sencillamente, que quedaríamos más pobres de lo que estábamos. Mi madre se encargaba entonces de decirme que el pedido de la bicicleta al niño Dios debía postergarse para el próximo año, que con toda seguridad sería el mejor. Con esta premisa decididamente piadosa esperábamos otro largo año (porque antes los meses se demoraban muchísimo en acabarse, y un año era eterno) para que el niño Dios llegara, ahora sí, convertido en todo u

Rumba en la Luna

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    Carmen Helena. Así se llamaba la compañera de mi hermano Bernardo en el Banco. Era la compinche de sus andanzas bohemias. Soltera. Teme comprometerse. Aprecia su libertad por encima de todo. Vivir la vida es lo que le interesa. No se le conoce novio. Obvio. Hasta pensaron algunos, me dijo mi hermano, de que era lesbiana. Pero no, qué va a ser lesbiana por muy loca que aparente ser. Ese día, sábado, me dijo mi hermano, tengo salida con ella y dos amigas más. Hicimos planes para irnos a bailar. ¿Vienes con nosotros? Es más, te ruego que vengas porque soy el único hombre. Me quedaría difícil con las tres yo solo. Le dije que bueno, salgo del almacén, me baño, me cambio de ropa y salimos. En ese tiempo tenía mi hermano un Renault 4 azul que era prácticamente el cómplice insustituible de sus andanzas. Cuando llegué a la casa me dijo que no hiciera ningún comentario de esos planes. Que, si me preguntan, diga que vamos a visitar unos parientes, y ya. Una vez arreglado nos subimos al carro

Estese quieto que lo corto.

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  PRECIOS DE CORTE NIÑOS: NORMAL $ 50 DESVANECIDO $ 60 SI LLORA $ 100 SI LLORA Y NO SE DEJA $ 120 SI LLORA, ESCUPE, MUERDE, SE CONTORSIONA, INSULTA Y PEGA $ 200   El viejo nunca nos llevó a la peluquería, el mismo se armaba de tijeras y peineta, nos sentaba en una silla afuera en el patio, y empezaba la faena. Estese quieto que lo corto. Pero ya sentía uno que le jalaba duro los pelos enredados con la peineta que hasta lágrimas sacaba. Eso le pasa por no obedecer, le digo que se esté quieto. Ciertamente eran un tormento las peluquiadas del cucho, nunca aprendió a hacerlo correctamente, lo hacía por intuición, que era lo mismo que por necesidad. Se complacía en ver la cantidad de pelo cayendo al piso, seña de que de peludos pasábamos a trasquilados. Y siempre, porque en eso nunca falló, la cortada de oreja con la tijera. Nos ponía a chillar del dolor y de ver el rastro de la sangre en el cuello. ¡No sea cobarde que eso no es nada, vaya y lávese! Eso le pasa por estarse mov

El propósito de escribir

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La labor de la escritura implica tranquilidad, concentración, tener resuelto asuntos urgentes de la economía doméstica porque con hambre el escritor se fatiga y no tiene el suficiente coraje, llamémoslo así, para emprender proyectos de envergadura intelectual que lo desgastan y lo sumen en la incertidumbre. Eso es obvio porque con hambre nadie trabaja. Sin embargo en la vida se ha tenido que enfrentar uno a la realidad de no contar con un peso en el bolsillo y seguir en el empeño de lo propuesto ignorando que es víctima de unas circunstancias que no le favorecen en absoluto. Hay escritores cuyas obras fueron escritas en plena miseria, careciendo de lo básico para su subsistencia, y que sin embargo relumbraron después con mérito propio en el cielo constelado de la fama y el reconocimiento universal. Pienso en Roberto Bolaño y sus inicios de poeta en México, por ejemplo, donde él no tuvo empacho para definirse “más pobre que una rata” mientras intentaba escribir sus primeros libros. Esta

ANDRÉS CAICEDO: 72 años (1951-2023)

"Mi máquina de escribir está dañada, se la presté a una pelada que quería dizque aprender para ver si conseguía un puesto de mecanógrafa, y me la desniveló toda, las minúsculas no pintan, tuve que mandarla a arreglar, tuve que estar una semana decidiéndome salir y mandarla a arreglar, hoy la mandé a arreglar y me la entregan dentro de una semana, estoy en la olla" Eso le dijo Andrés a su amigo Luis Ospina en una carta fechada el 5 de noviembre de 1971. De eso ya hacen sus buenos 52 años y no es necesario que nos diga después que la máquina se la dejaron como nueva porque el hombrecito no paró de escribir hasta el día 4 de marzo de 1977. La carta a su novia Patricia, y otra al crítico de cine peruano Miguel Marías, fueron las últimas y definitivas en su intenso trasegar epistolario, muy aparte de su copiosa obra literaria, crítica de cine y teatro. Hoy, como dice Rosario, su hermana dilecta, estaría cumpliendo 72 años, y también me atrevo a decir que mientras Andrés escribió

Arango In memoriam

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  Despierto y me pregunto: Qué hacen los sueños, qué relación directa tiene con el subconsciente. Qué grado de verosimilitud guarda con el pasado, y qué poder de asombro establece con el presente. La fecha la recuerdo con exactitud: 20 de noviembre de 2019. La noticia nos llegó como el producto de un terrible infundio: el compañero acaba de morir luego de ser trasladado de urgencia a una clínica del norte de la ciudad. Los médicos que lo atendieron hicieron todos los esfuerzos posibles para estabilizar sus signos vitales. El compañero no resistió. ¿Causa del deceso? Aneurisma cerebral. Llegó muy mal de su turno de trasnocho. "Me duele muy fuerte la cabeza, ya no soporto este dolor", dizque le dijo a su mamá. Le pidió por favor que le pasara un vaso con agua y un analgésico. Luego se acostó en su cama tratando de que el sueño le sobreviniera. Cosa que la mamá vio imposible por el estado de inquietud que presentaba.  Los síntomas, según nos dijo su hermana después, eran los típ

A DOS AÑOS YA DE LOS TALES ACONTECIMIENTOS

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  Viernes, 25 de junio de 2021. Esta madrugada cuando la alarma del celular se activó a las 03:01 lo primero que se me vino a la cabeza fue pensar en que debo iniciar la escritura de mis anotaciones personales a partir del 28 en que cumplo los 61 años. ¿Una especie de diario? Fue algo que me propuse el año anterior en que cumplí 60. Lo hago más que todo porque quiero dejar un registro pormenorizado de este último año. Una constancia de lo vivido. A lo único que aspiro es a llegar sano y salvo con tantas situaciones críticas y desfavorables que nos afectan hoy en día. El tema de la pandemia por un lado y el problema de la inseguridad por el otro. Es a lo más que le temo cuando salgo cada mañana de casa. Tener que encontrarme con uno o más asaltantes en la calle y que con o sin violencia me despojen de lo poco que llevo encima. Le ocurrió hace poco a mi compañero de trabajo Bárcenas. Venía a recibirme el turno, eran las 04:20 de la mañana.   Durante esos días se estaba transportando en

DOS

  DOS Éramos eso: dos tan seguros que no cabía duda. Al hablar, al sonreír, al caminar siempre tomados de la mano no dejábamos de ser dos y casi uno solo según la sombra que nos proyectaba en el ancho pavimento. ¿Y los sueños? ¿Qué determinaban los sueños cuando juntos nos perdíamos en la noche inmensa? ¿Éramos dos para descifrar sus misterios? ¿Nos buscábamos, nos hallábamos,  nos quedábamos de frente al silencio de las cosas sin nombre? Y qué eran, qué representaban esos símbolos mudos cubiertos de niebla: nada. Eran el vacío de las personas que se reflejan  en la gota de soledad cayendo y desparramándose tras la superficie de una ventana.  Nicolás Figue-Vocesdispersas/escrittore17.blogspot.com 5 de septiembre de 2023

A veces rezo para atemperar mi espíritu

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  ¡Qué bueno es saber que el tiempo ha sanado viejas heridas! Es algo que como humanos debemos reconocer y aceptar. La vida sigue en distintas perspectivas y funciones. Acá hay un dicho muy caleño que como filosofía popular funciona a la perfección: a la pasado, pisado. No quiero con esto decir que todo tiempo pasado fue mejor o peor; el tiempo en su momento se vivió y se disfrutó, siendo parte "del yo y mis circunstancias", sin temores ni arrepentimientos. Lo que tuve y me correspondió hacer, bien o mal, pero haciéndolo en la medida de lo que fui capaz de asumir, reconociendo en ese actuar cosas buenas, pero también fallidas o negativas es, son, mis consecuencias. Los errores, los equívocos a que nos vemos expuestos con o sin conocimiento de causa, invitan a la reflexión. Acerca de esas etapas de mi vida tengo mi propia versión. No quiero empeorarla o mejorarla dándole otros matices vindicatorios. Soy el que soy, el que me reconozco no sólo a distancia de un espejo, sino a c

EL PALO DE AGUACATE

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  Cuando estoy solo, mirando por la ventana el transcurrir de la noche, aquí en mi puesto de trabajo, ejerciendo la vigilancia, me vienen a la mente distintas situaciones de distintas épocas y etapas de mi vida donde descubro que la he cagado. Ahorita mismo recuerdo, por ejemplo, esa vez en Tristebuey, pueblecito de veraneo a una hora de la ciudad, un sábado en que nos visitaron mis dos sobrinos y un primo de ellos, de menos edad, pero no por eso carente de chispa y de alegría. Me lo presentaron. Soy James, James Bond, me dijo con cara de detective ilustre, pero enseguida corrigió totiado de la risa , ¡James Moncayo, puedes utilizar, sin embargo, el modo criollo, Yeins! Mucho gusto Yeins, me encanta conocerte, le dije. Y a mí, aún más, respondió. Eres una especie de genio ambulante, me han dicho mis primos. Vamos a confirmarlo, les dije a ellos, y veo que no están especulando. Cuando una persona es inteligente se nota en la forma de hablar y de mirar. Hay profundidad en tu mirada, co