Entradas

Mostrando entradas de 2016

DESTRUCCIÓN

Yo, yo también siento la fuerza del Maligno girar en torno mío como un espinoso remolino, como un soplo insistente que busca aferrarse y encenderme la piel... Tengo algunos asuntos en la cabeza, el corazón me palpita, las ansias me oprimen y consumen. "Buenos días, te conocí leyendo un libro..." A modo de pretexto. De inexcusable devoción. Tal vez pudimos ser buenos amigos. Olvídalo. Es hora de acabar ya con el manido cuento de hadas. Pero el soplo infernal crece, me envuelve en llamas. Semejo una antorcha, soy ahora una antorcha iluminando mi propia oscuridad. Ayer, ¿ahora? No, fue el año pasado. Corrijo: hace tanto tiempo ya que me cuesta recordarlo. No importa el tiempo. Esa vez pasaba caminando, llegué a tu casa, pregunté si aún eras mi amiga. Nadie respondió. Supongo que es la muerte anticipada. O tal vez el destino. Resulta difícil establecerse. Y demasiado fácil evadirse. Ser la sombra de un cuerpo nunca revelado, nunca palpado, eternamente aprisionado en la eternidad

Esa noche

Esa noche sentí los pasos de Alícia resonar por el solitario y oscuro pasillo; me inquieté ante la osadía de saberse libre como una mariposa en vuelo. Sentado ante la pequeña mesa de madera tuve tiempo para construir una última frase aceptando que ninguna casualidad encaja en el vil desprecio. La recibí con la mirada repleta de dulces y a la vez caóticos deseos. Inmóvil en el marco de la puerta, semejando una fatídica aparición de ensueño; no hablamos. El encuentro acabó por paralizarnos a ambos. Extendí una mano como de ciego, la sutileza de su sonrisa abolió de tajo esa distancia cruel que nos separaba. ¿Estamos solos? Lo dijo con voz temblorosa de niña asustada. El beso la convenció de entregarse al instante impuro de pasión que en el alma la condenaba. ¡Alicia, desflorada con delicia, amada beso a beso, palmo a palmo sacrificada! En sus ojos, noche inmensa que el placer desborda, mi alma navega a la deriva: es reflejo de agonía en tu herida reivin

Tributo a mis zapatos viejos.

Empezamos octubre. Ayer, 30 de septiembre, la Academia Sueca le concedió el Premio Nobel de Literatura al escritor alemán Hünter Grass. Justísimo reconocimiento al autor de El Tambor de Ojalata, escrito hace cuarenta años. Los gritos de Oskar al unísono del tambor le darán la bienvenida al Nuevo Milenio. Vi a Hunter por la televisión, asediado por las cámaras y por sus amigos más inmediatos. Bajito y algo encorvado, tratando de justificar su fama tras una sonrisa tímida de grandes bigotes. Dicen los medios informativos que la Academia hizo el reconocimiento "por haber pintado el rostro de la historia en fábulas de una negra alegría". Hace 27 años se lo ganó Heinrich Böll, otro grande de las letras alemanas y por quien sigo manifestando profunda admiración y agradecimiento; "Opiniones de un payaso" fue un libro que me acompañó en un momento difícil de mi vida, siendo como ese soporte moral para entender esas situaciones que me deprimieron y atormentaron. Al final m

Escribo sobre el tiempo ahora que tengo tiempo.

El tiempo nos redime y nos carcome. Somos viles juguetes en manos del tiempo. La palabra tiempo va y viene por castillos y por tumbas. Hoy me acuesto con la horrorosa verdad del tiempo contado y me despierto cuando la señal se enciende y explota en el escenario de sombras donde me refugio: mis sueños. Mis sueños que se hacen pedazos y me instalan debajo de un chorro de agua fría. No hay reclamos. Ni voces que se levanten para devolverme a esa paz interrumpida. A pocos metros  está la vía atestándose de vehículos. Hay un ruido, quizás un lamento, quejidos de agonía diríamos mejor ahogándose entre el peso de llantas ensangrentadas. Entre la vida y la muerte sólo hay un milímetro de distancia establecida por el tiempo. No hay peor diagnóstico decretado por la civilización que ése. El paso irrefutable del tiempo marcando sin compasión el rumbo de nuestros pasos. Ricardo Figueroa-La Máquina de Escribir.

Tenía dicho que:

Siendo una hora tan avanzada de la noche, con la imagen de tu cuerpo y el resplandor de tu mirada apoderándose definitivamente de mis ojos insomnes, me urge escribirte una carta. Bueno, lo menos que yo quiero es causarte tristezas y que eso te ponga pensativa. Empezaré por lo más obvio: he tomado una decisión, querida mía, quizás la más disparatada pero necesaria, algo que tarde o temprano quería que supieras. Es preciso ante todo que entiendas y aceptes de una vez la importancia de mi propuesta para comenzar esa vida de amor y felicidad que juntos anhelamos desde lo más profundo de nuestros corazones atormentados. Insistes en saber si te quiero realmente, deseas convencerte si no estoy tratando de convertirte en otro instrumento más de mis caprichos; para tu tranquilidad te confieso que en todas esas ocasiones me he visto obligado a callar para no tener con ello que herir los sentimientos de tu hermana, de la que creí estar ciertamente enamorado.  Hoy puedo asegurarte sin temor a e

Fragmento de un diario II

Fragmento de un diario: 01/05/2009-02:10 Te entiendo. Seguro que no fue nada fácil para ti haber enfrentado una situación tan compleja como la que te causé por mi súbita partida esa vez en P. Como difícil fue para mi haberme sometido sin previo anuncio a esa determinación. Algo de ese asunto alcancé a comentarte en charla previa. Te digo: en aquel tiempo aún no tenía claro el camino que debía seguir. Nunca hubieron unos planes preconcebidos. Me encontraba mal por muchos factores, entre ellos el hecho de estar viviendo solo. Bueno, es un decir lo de solo, recuerda que junto a A. y G. pagábamos el alquiler del apartamento en los Dos Puentes como una forma de abaratar costos. Con el tiempo empecé a darme cuenta que la compañía de estas personas me estaba resultando perjudicial. Ellos tenían sus ideas y su forma de vida. Al fin y al cabo se conocían de mucho tiempo atrás y encajaban a la perfección. Nunca compaginé del todo en sus métodos ni teorías. Leíamos mucho, escribíamos con el

Ocho atributos de la gente culta-Anton Chejov.

Ocho atributos de la gente culta Por Anton Chejov Preocupado por las dificultades que su hermano mayor, Nikolai, atravesaba para adaptarse al ambiente artístico en el que su talento lo había posicionado, un joven Anton Chejov de 26 años le dirige esta carta regañándolo con ternura y lucidez. Además de aconsejarlo, puntualiza una serie de buenos hábitos que, a su juicio, definen a las personas “cultas”. ¡A menudo te has quejado conmigo de que la gente “no te entiende”! Goethe y Newton no se quejaron de eso... Solo Cristo lo hizo, pero Él se refería a su doctrina y no a sí mismo... La gente te entiende perfectamente bien. Y si tú no te entiendes a ti mismo, no es culpa suya. Te aseguro, como hermano y como amigo, que te entiendo y estimo con todo mi corazón. Conozco tus cualidades como a mis cinco dedos; las valoro y respeto profundamente. Si quieres, para comprobar que te entiendo, puedo enumerarlas. Creo que eres amable hasta el punto de la suavidad, magnánimo, desinteresado
Retener a alguien que no se quiere tener al lado es simplemente un acto de injusticia y de crueldad consigo mismo y con la persona que aún sigue ahí en espera de nada. Tampoco se debe sacrificar a nadie esperando con ello el supuesto reemplazo y por consiguiente la reconstrucción de una vida de por sí averiada con falsos sentimientos y decisiones equivocadas.

Fragmentos de un diario.

Imagen
02.03.2009/19:40 Ríete. Tuve un sueño disparatado "desde todo punto de vista concebible". El alcance, más insólito aún: dejo a tu imaginación los pormenores de tan ¿insospechadas? escenas... Aún no acierto a comprender el porqué me atrevo a decírtelo. No debería, ¿cierto? Ya sabes: diecinueve años de ausencia, de distanciamiento, de silencio absoluto. Pero fue...agradable. El sueño, quiero decir. Quizás no tan disparatado del todo, teniendo en cuenta que alguna vez sucedió... ¿Coincidencias? ¡Digo, por lo que me contaste la otra noche! Me declaro inocente. 02.03.2009/20:10 Lo admito: fue un truco. Lo del sueño. Una sutil patraña. Quería probarte, y lo logré. Te fue difícil ocultar ese gozo interior que te invadió de pronto. Quisiste saber los detalles. "Cómo fue, qué pasó". Yo hecho el conturbado. El que por algún natural pudor se abstenía de revelar las incidencias del caso. "¿En qué lugar de la casa te encuentras en estos momentos?". Un buen co

De entre las muchas cosas que guardamos

De entre las muchas cosas que guardamos existen las que no se pueden ver ni tocar. Son voces, miradas fugaces, a veces directas y certeras, manos delicadas, cuellos finos con leve resplandor de oro o plata, pechos mecidos por vientos secretos, caderas que se deshacen al calor del mediodía, piernas que van y vienen al son de ritmos locos y desmesurados, pies que son luz y sombra en la piel-alfombra que los sostiene. Y así pasa la memoria buscando la salida como si fuese un río detenido en el vientre de una botella. Los ropajes de antiguos amores caen como hojas amarillas y su color es tan fuerte como la muerte. Ricardo Figueroa-Blogger La Máquina de Escribir/ Autor.