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Mostrando entradas de 2014

NUNCA LLORES POR ALGUIEN QUE NO MERECE TUS LÁGRIMAS.

A propósito de: Nunca llores por alguien que no merece tus lágrimas. A no ser que lo mates y tengas que llorar en su funeral para no levantar sospechas (Martha Javert-Citas y Párrafos Literarios) Valdría la pena recapitular lo de Quincey, El crimen considerado como una de las bellas artes... Teniendo yo 14 años, no me queda difícil recordarlo, me conquisté a la primera muchacha para que fuera mi novia, era una jovencita muy linda y muy juiciosa, pero daba la casualidad que un amigo mio de colegio llevaba mucho tiempo tragado de ella y nunca se atrevió a decirle nada. Cuando se dio cuenta que yo me le había adelantado me buscó y me dijo simple y llanamente que me la ib a a quitar, así en pocas palabras. Bueno, le dije, la culpa no es mía, yo me le declaré y ella me aceptó, de una, sin titubear siquiera, eso te da una idea del interés que tenía en mí. El hombre propone y la mujer dispone. Mi amigo, con que el jugábamos fútbol y participábamos de cuanta recocha se formaba en el

Despertar a tiempo.

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Durante el sueño todas las realidades pueden ser posibles y nos golpean tan duro que terminamos por despertar muy asustados, con el corazón andando a mil. Decimos entonces que fue una pesadilla. Gracias a Dios fue sólo eso, una pesadilla, y comprobamos con nuestros ojos el orden de la habitación para tranquilizarnos, para saber que estamos a salvo.  Lo que soñé fue lo siguiente: Viajaba con mi familia, mi esposa y mi hija hacia alguna parte, era un viaje que hacíamos con algún objetivo determinado llevando algunas maletas  para varios días. El bus en que íbamos era cómodo, muy confortable, disfrutábamos del viaje hablando, riendo y comentando las situaciones de los demás pasajeros. Algunos eran muy amistosos y nos trataban como si ya nos conocieran de mucho tiempo atrás. El bus empezó a ascender por un terreno muy empinado, era la zona montañosa, estaba muy nublado y lluvioso.  Mi hija empezaba a asustarse. Es natural, le dije, estamos en una parte muy alta, la temperatura d

LA INCREÍBLE Y TRISTE HISTORIA DE LA CASTA VIRGINORA Y SU MADRE DESCONFIADA

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LA INCREÍBLE  HISTORIA DE LA CASTA  VIRGINORA Y SU MADRE DESCONFIADA. Virginona, como su sólo nombre lo revela, era una bella muchacha del pueblo a quien su recelosa madre siempre tuvo  bajo estricta vigilancia por temor a que fuera a deshonrarse con cualquier aparecido. La muchacha crecía y se daba cuenta de la belleza intacta de su cuerpo pero también de los calores súbitos que fluían de él. Se dijo que debía tener un novio como todas las muchachas de su edad, pero con la desconfianza y la severidad de su madre veía muy lejanas las posibilidades de tenerlo. En la casa de enfrente vivía Santiago Rada, hijo de don Martín Rada , miembro activo del ejército en el grado de Teniente, y doña Consuelo Alegría, piadosa dama muy reconocida por su permanente labor social con el grupo de la tercera edad auspiciado por la parroquia del padre Roque. Gente muy buena toda y dispuesta a quitarse el pan de la boca para dárselo al hambriento.  El más hambriento parecía ser el jove

EL FANTASMA DEL PATIO

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Lunes 27, 11:35 pm. Hago el recorrido por el patio, labores de inventario, estoy solo. Observan que una persona anda conmigo. En ningún momento me percaté de nada. Todo a mi alrededor transcurre con normalidad. Llego después a la garita. Me siento a revisar y complementar la planilla. Transcurridos algunos minutos me llaman de la otra Portería, la principal. Es la operadora de monitoreo. Me pregunta sobre una persona que se ha ubicado en los molinetes, en la zona de marcación . Está ahí, de pie, esperando a que le abran. Ambas puertas están con candado. Cómo llegó, como se introdujo entonces. Le digo a la operadora que ahí no hay nadie. Me dirijo al sitio a verificar. Reviso palmo a palmo el terreno. Nada. Regreso a la portería, hablo una vez más con la operadora. Me dice que la persona continúa parada en el mismo sitio. Que ella la está viendo en ese mismo momento. Me dice que tiene puesta una camisa blanca con las mangas arremangadas. Desde el sitio donde me encuentro alcanzo a o

EL HOMBRE DE LA ESCALERA

El Hombre de la Escalera. Nueve de la mañana. La calle del barrio en el nororiente de la ciudad luce tranquila con sus gentes y transeúntes yendo y viniendo como autómatas de un tiempo repetido. El calor es notorio y obliga a buscar el sentido contrario donde la sombra se mezcla con los olores tempraneros de las ventas ambulantes y las basuras acumuladas en bolsas negras. Un hombre con camiseta deportiva, bermuda y en chancletas sale de una de las casas con una escalera al hombro. Saluda a quien quiera contestarle e inquiere con buen humor a los que posan de buenos y grandes amigos.  Sus vecinos lo reconocen y el hombre sonríe satisfecho de ser quien es a costa de la censura y el rechazo manifiestos de los otros, los que por envidia y camuflados en sonrisas postizas simulan comulgar con su alegría. Cruza la esquina después de haber caminado dos cuadras. Se detiene para  observar algo inusual que le llama la atención.  Apresura los pasos. Llega al sitio. La casa es de dos pla

Un comentario sobre el amor.

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Un comentario sobre el amor. Acerca del amor se ha dicho cualquier cantidad de cosas y en su nombre se han edificado verdaderos monumentos poéticos que lo alaban y exaltan con justicia. También se ha llegado a degradarlo tanto con falacias y mentiras que a veces se duda, se teme, se desprecia y hasta se le rechaza al amor. Los compositores de música incluyen los estados del amor utilizando para su ejecución una gama muy variada de argumentos para identificarlo y trasladar sus conclusiones personales al ánimo del gran público que escuchará atento las canciones. Sin embargo la felicidad, emanada del amor, es el destino de todo ser humano y entregamos lo mejor de nosotros para lograrlo. Muy deprimente resultaría el mundo si careciéramos de ese complemento perfecto. Mejor si lo obtenemos con la verdad del corazón antes que con la necesidad egoísta de los sentidos. Lo que se siente y se da desde el corazón, con la fuerza y la constancia del mismo, edifica  y perdura en el tiempo
Nunca sabremos hasta dónde las palabras pueden determinar una forma de pensar y las acciones convencernos de estar haciendo lo correcto. Ricardo Figueroa-LA MÁQUINA DE ESCRIBIR.
¡Cuánto cuesta la humildad, significa despojarse de un surtido de elementos baratos, como en las tiendas de ofertas, con vestidos y prendas multicolores en exhibición, y sostenerse con la fortaleza del carácter, la suficiencia del decoro, y la sapiencia del que ha descubierto su propia verdad! Ricardo Figueroa-LA MÁQUINA DE ESCRIBIR

Fragmento recobrado.

Fragmento recobrado ...de eso no hay duda, te confieso que hace rato, pero mucho, mucho rato, todo el tiempo que quieras imaginarte, he estado buscando la mejor manera de escribirte...¿una carta? Mejor dicho, el asunto es que marcho en dirección de encontrar "el pretexto", la "excusa perfecta" para llegar y decirte "Hola, como estás, qué hay de tu vida", sin que de pronto vayas a pensar "Y bueno, a éste qué bicho le picó"... Se me ocurre que podría suceder, ¿no? Pero ya ves, no hubo necesidad de pensarlo mucho ni ponerse a buscar pretextos innecesarios porque los dos, sencillamente, no somos ni pertenecemos al género de los "sepultureros", los que gozan y disfrutan echándole tierra y olvido a lo que un día fue y ahora ya no es. Chas chas. Como las plumillas arrasando con las gotas de lluvia en el parabrisas. Aquí por lo menos, en lo que a este humilde servidor se refiere, los buenos recuerdos se conservan como en caja fuerte, son

El Hombre de la Escalera

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El Hombre de la Escalera. Nueve de la mañana. La calle del barrio en el nororiente de la ciudad luce tranquila con sus gentes y transeúntes yendo y viniendo como autómatas de un tiempo repetido. El calor es notorio y obliga a buscar el sentido contrario donde la sombra se mezcla con los olores tempraneros de las ventas ambulantes y las basuras acumuladas en bolsas negras. Un hombre con camiseta deportiva, bermuda y en chancletas sale de una de las casas con una escalera al hombro. Saluda a quien quiera contestarle e inquiere con buen humor a los que posan de buenos y grandes amigos.  Sus vecinos lo reconocen y el hombre sonríe satisfecho de ser quien es a costa de la censura y el rechazo manifiestos de los otros, los que por envidia y camuflados en sonrisas postizas simulan comulgar con su alegría. Cruza la esquina después de haber caminado dos cuadras. Se detiene para  observar algo inusual que le llama la atención.  Apresura los pasos. Llega al sitio. La casa es de dos p

Para no olvidar: En recuerdo del amigo Desiderio Laguna.

Un buen amigo mio, fallecido trágicamente en la fábrica mientras realizaba labores como operario, me hizo la siguiente pregunta: "¿Para usted, amigo Figueroa, qué es escribir?" La pregunta, hecha a una hora inusual (empezaba a madrugar,  ambos estábamos de turno, él en la fábrica, yo como guarda de seguridad en mi portería) me dejó por un momento entre el asombro y la perplejidad, nunca pensé que podría interesarle el tema, mi dedicación por la escritura nocturna. Vamos a ver, amigo Desiderio: Escribir, para mí, es el acto de afirmación más importante después de levantarme por las mañanas y ponerme a andar. Desde muy niño descubrí que mediante la palabra escrita se podía capturar una realidad y modificarla con el arte del recurso literario. Así empecé escribiendo historias sencillas que giraban en torno al ambiente familiar, en primer plano, permitiéndome, desde la óptica de mis pocos años, entender un poco la realidad que me correspondía en esos momentos. Cuando mi madr

Digo yo

Hay personas que asumen posiciones ambiguas, contradictorias y carentes de sensatez sólo para darse el gusto de mortificar y crear confusión. Ese tipo de gente hace alarde de tener el control de la situación, y con algún poder que le ha sido conferido, aprueba y desaprueba a voluntad sin someter nunca su juicio a las razones por las que debe actuar y responder. Son razones de tipo práctico que en una mente abierta y desprevenida crearían avances, no dudas ni retrocesos. Ricardo Figueroa-escribidore17.blogspot-la máquina de escribir

Gato invasor

Como siempre el gato, el mismo gato de ayer, de antier, de todos los días, haciendo de las suyas en nuestro patio. Al principio creímos que era eventual. Que se trataba de una visita casual con una necesidad inapelable encima. El gato dejó  su recordatorio y se fue. Carmen con los nervios de punta; detesta los gatos y le produce náuseas lo demás. Y es que algunos gatos tienen precauciones a la hora de depositar lo suyo. Están incluso los que tapan con tierra para no desatar futuras venganzas. Pero este gato nos tiene demostrado que quiere una guerra con nosotros. Una guerra de palos de piedras de agua fría caliente de antorchas encendidas lanzadas desde la ventana, en fin, con nosotros se muestra dispuesto a todo y por eso no cesa sus ataques cuando más plácidamente dormimos. En esta tónica llevamos más de un año, el gato con lo suyo y nosotros con nuestra impotencia. Si Carmen se levanta primero soy yo el que pregunta: ¿Vino el gato? Si escucho un gruñido, casi de gata furiosa, es

¿De qué me arrepiento?

¿De qué me arrepiento? De no haberla amado como se merecía esa noche. Porque cuando ella llegó, yo no la esperaba, simplemente hubieron unos toques leves en la puerta y casi malhumorado acudí. Una lluvia menuda traía humedecida su cabellera en desorden. Nos tomamos un café caliente en el sofá. De pronto se quedó dormida. De pronto de sus labios entreabiertos se le escapó un secreto. De pronto de sus sueños veloces asomó un cuerpo, un deseo, las ganas de llegar a un grito que luego se esfumó en su garganta. Ricardo Figueroa-escribidore17.blogspot.com-la máquina de escribir

Cortada de orejas

Estaba muy pequeña mi hija todavía cuando me hizo la siguiente pregunta: "Papa, qué pasaría si te corto una oreja" Aquella pregunta, hecha por un ser tan tierno e inocente me sumió en confusión; mi bella retoña hablando de mocharme una oreja cual diestra de plaza taurina con espada y capa en la mano. "Bueno, le dije, si me cortas una oreja me quedo sordo". Hasta ahí la respuesta pareció satisfacer la un poco, pero como los niños, en este caso una niña, no se dan por vencidos, arremetió de nuevo, esta vez implacable: "¿Y si te corto la otra oreja? ¿Que pasaría si te corto la otra oreja?" Como me di cuenta que su astucia rayaba en cinismo le contesté: "Hija mia, si me cortas la otra oreja quedo ciego" Visiblemente extrañada la niña me encaró: "¿Ciego? ¿Y por qué tienes que quedarte ciego, pa? Le dije: "¡Porque si me cortas las dos orejas como me estás diciendo no tendría yo de dónde sostener los anteojos después!" Ricardo Figue