La rumba me llama

 


Andrés Caicedo. Caliwood. Carlos Mayolo. Luis Ospina. Cineclub San Fernando. Avenida Sexta. Edificio Korkidi. ¡Qué viva la música!. Colosal. La rumba me llama. "Ahora salgo a buscarte". Eso le dejó escribiendo a su novia Patricia Restrepo, ese 4 de marzo de 1977, a escasas horas de quedarse dormido para siempre encima de su máquina de escribir. Acababa de recibir el ejemplar de su novela, editada por Colcultura, y a la que le volcó todo su genio creativo: ¡Qué viva la música! No se concedió el tiempo necesario para festejar brindando con la bebida que más le gustaba, la cerveza. Lo que hizo fue embutirse 60 seconales y sentir que la sobredosis le reventaba la cabeza. De esta manera triunfaba con su tercer intento de suicidio, fiel a su postura indeclinable de afirmar, como todo un estoico, que vivir después de los 25 años era una sinvergüencería. "Nadie quiere a los niños envejecidos", y como todo un Peter Pan se lanzó a la conquista de su eterna juventud. Hoy en la mañana estuve cumpliendo una de las cosas que más me gusta hacer en la vida: meterme en una librería y ponerme a ver libros. Por lo general soy asiduo visitante de La esquina del libro, en la Cra. 3  No. 9-73, ahí en el sector donde quedaban los Cinemas 1 y 2. Aclaro que no se trata de una pauta comercial, el sitio en sí le permite a uno como lector ponerse en contacto con toda clase de libros, pero más con aquellos que le permiten establecer una relación entrañable de  amor y complicidad a toda prueba. Sin sombra de dudas. Así que cuando me dirigí a la caja a cancelar dos libros, dos verdaderos hallazgos literarios allí descubiertos, puedo ufanarme de decirlo, descubro que en el  estante contiguo hay dos estatuillas de Andrés Caicedo, y en el medio su libro insigne, ¡Qué viva la música!. Le pedí el favor a la encargada que me permitiera tomar una foto, ella misma se ofreció a efectuar el registro, quedando más cerca del objetivo, y dándome así el placer de tener esta escena muy común para los lectores caicedianos que somos muchos. No me resistí a la tentación de compartirla con ustedes.

Nicolás Figue/Vocesdispersas-escritore17.blogspot.com






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