Los rigores de la escritura

 Escribo dos libros a la vez, un reto que poco a poco voy superando. La idea general se resume en "puedo, y debo", respetando las normas del buen escribir. No se trata de poner palabra tras palabra sin antes haber trazado un esquema argumental que sostenga el edificio de la escritura. Hoy, por ejemplo, trabajé el texto de mi novela acudiendo a los muchos apuntes que con el tiempo he venido trabajando y clasificando de manera cronológica. Las piezas encajan a la perfección, sometiendo el contenido a cambios necesarios de fondo, por ejemplo, teniendo en cuenta que los enfoques del momento pueden variar en su orden de ejecución al tiempo actual. Nunca una imagen, por decirlo de alguna manera, se somete a la rigidez del instante, teniendo nuevas perspectivas qué ofrecer en su desarrollo creativo y futuro. Yo mismo me he visto sorprendido con los giros que dan algunos de mis personajes en el transcurso de la historia. Sin embargo, debo admitir que, como autor, soy el dueño de sus destinos, y sujetarse a la idea primaria con que fueron concebidos, es su razón de ser. Toda manipulación es odiosa, detestable, y convierte al autor en una especie de monstruo tiránico. De la única manera en que pueden salvarse ambos, autor y personajes, es planteando una identidad que los ubique en el plano que les corresponde. Esto sería, el libro en sí mismo.


Nicolás Figue/ Vocesdispersas-escrittore17.blogspot.com


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