Disquiciones de un hombre sexagenario








  

Octubre 17/21.- Terminé mi jornada de trasnocho con lluvia de por medio. Al llegar a casa me preparé unos huevos revueltos con un trozo de pan guardado en mi morral. Sin café. Tomé café toda la noche. Ya a punto de acostarme agradecí al cielo ese caer infinito de la lluvia sobre el tejado de eternit. Grato y reparador sonido siendo una hora tan temprana del día. Domingo para más señas. Lo siento por la numerosa población que se moviliza con rumbo a sus trabajos. Ya el próximo domingo haré lo que hacen ellos ahora, los madrugadores. Es increíble lo que cuatro horas de sueño obran en el organismo humano. Incluso cuando abrí los ojos, pasado el mediodía, ví el entorno del cuarto con una claridad renovada, inusitada. Si al menos fuera así todo el tiempo, pudiendo prescindir de las gafas para mí propio bienestar y comodidad! Pero la sensación no dura nada, es momentánea, eso también he podido comprobarlo. No pasa mucho tiempo para darme cuenta que una opacidad melancólica me obliga a buscar las gafas con desespero. Cuando estoy acuciado por situaciones tensas, a veces inmanejables, que no faltan, pienso en la ceguera, en que podría llegar a padecer largos periodos de oscuridad, algo muy próximo a la muerte, y por este mismo hecho tener que aceptar esa realidad habiendo hecho tan poco y apenas disfrutando una mínima parte del mundo, de tantos sueños albergados, y muy pocos los alcanzados, el desaliento me embarga. Se llena uno de dudas, de interrogantes, de crueles reproches, se piensa inevitablemente en la vida de esos personajes del gran mundo, los que atraparon su propia estrella en el momento justo, sin tener que seguir vendiéndose por horas, por días, por meses, por años, para obtener la recompensa de un salario. Tarde se descubren los potenciales humanos, los que enfocados en la dirección correcta, abren nuevos y mejores caminos. Ahí es cuando la sensación de impotencia carcome los huesos. "Se acuerdan que cuando niños nos preguntaban pa' donde vamos? Y contestábamos, pa' viejos. Bueno, pues bájense que ya llegamos!" Pusieron a rodar el meme de alguien que ingeniosamente se lo inventó, llegándome justo en medio de estas disquisiciones. Le dije a mi hermano Felipe, que ya está llegando a los sesenta años, pilas huevón que ya te está pitando la Güala. Confía nomás en que puedas presentarte a la Voz Senior cuando tengas 87. Ya los ejemplos los están dando los concursantes de ahora. No olvidarse eso sí de las infusiones de eucalipto para mejorar el sistema respiratorio. Y así por el estilo con mis otros hermanos, Fercho que tiene 71, el viejo Emi con 57, y con 55 la última, la niña consentida de papá, Albita María. El viejo celebra dentro de siete días sus 94 años. Resulta asombroso que sumando la edad de sus cinco hijos, se obtenga la no despreciable cifra de 303 años! Y con una vida laboral activa aún, excepto mi hermano mayor, que observa los toros desde la barrera. Y así muchos dicen que el dinero no es lo más importante en la vida. En qué gran error incurren esos que piensan así! Tenerlo da mucha tranquilidad, y no tenerlo es causa de aflicción y amargura. Los peores conflictos en la vida del ser humano provienen de la carencia de dinero, justamente. Es grandioso lo que el dinero puede hacer por nosotros y por la solución de nuestros problemas. Haciendo buen uso de él, sin excedernos ni extralimitarnos, pasaríamos mejor la vida mejorándola y dándole otro sentido. Invertir, viajar, disfrutar, leer los libros de nuestra biblioteca en un cómodo y mullido sillón, escribir sin afugias (como sigue siendo mi propósito), sin presiones de ninguna clase, disponiendo para ello de una confortable casa en algún lugar apropiado, lejos del mundanal ruido, disponiendo de lo necesario para que la estadía, además de perfecta, sea muy fructífera, y con todos los libros soñados a disposición.

Nicolás Figue/Vocesdispersas.



Comentarios

  1. Excelente Figue, sabes que siempre admiro lo que escribes... Un fuerte abrazo 👍

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    1. Gracias Diego, he tratado siempre, por medio de la escritura, acercarme a los amigos, hablar un poco del tiempo que compartí con todos, así se va haciendo la historia. Saludos mi buen amigo Diego.

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