Yolanda que podría ser también Ximena

Pienso que nunca voy a ser capaz de alejarme del vicio. El vicio de escribir. Y aunque a ti han sido pocos los momentos en que de verdad te he dedicado algo de eso, qué sé yo, un poema breve, un mensaje apresurado, una carta apretada de historias, de quejas, y de amorosos reclamos, las palabras, dichas en la forma tan caótica como las junto para ti no quieren propiciarte otra cosa que locura, mucha confusión, el enredo del amor que nunca entenderemos porque nace del tiempo que nunca vivimos, que jamás fuimos, los pedazos sueltos en ese mapa de sensaciones que nunca pudimos juntar.Aún así, tuve que recurrir, hace un par de años ya, a unas cuantas líneas mal escritas para darte a conocer mis sentimientos. Oh sorpresa tu respuesta al enterarme que su contenido tuvo la virtud de removerte los cimientos de un cariño casi que bien construido, al menos sostenido por el influjo meridiano de esas canciones lentas del bar de la esquina y que nos ponían a desear la muerte después de extasiarnos con los sudores y las exhalaciones del amor cómplice. Eso me hace recordar que nunca fuiste sincera conmigo, que escogiste obrar a voluntad para alejarte y destruirme lenta, irremisiblemente. Nunca fui garantía para preservar tu buen nombre, vos sabes, ya conoces la historia. Pero conmigo al menos pondrías en práctica algunas normas que delimitarían los terrenos del denuesto y la procacidad en torno a tu nombre. Poco faltó para que te equipararan a la luminosa Roxana, la pelada de las piernas bonitas que al decir de tus propias amigas, se acostaba con casi todo el colegio. ¿Quieres saber lo que me dijo Luciana cuando supo que había terminado contigo? Me dijo: "Esa niña no te convenía, yo no es que le tenga envidia ni nada por el estilo, pero uno tarde que temprano se entera de las cagadas que hacen las amigas, eso corre como pólvora por los salones, por los corredores, en los baños, en clases de educación física, hasta en las clases de religión con el padre Mariano, eso después ya no lo para nadie te digo. Y los que sufren después son otros. A Yolanda la conocen de sobra los muchachos del curso y saben cuál es su punto débil. Para empezar, ella es de las que sin esperar nada le van poniendo la boquita al primero que conocen. Siempre ha sido así y se precia de tomar ella la delantera. En la casa la mamá dizque la abofetea cuando le van con el chisme. Pero Yolanda sabe lo que quiere. Y se arriesga a ser ella misma cuando ve, cuando sospecha que puede sacar buen partido de la ocasión con el amante de turno". Eso me dijo Luciana antes de yo irme de ese pueblo. Y lo que me dijo bastó para que te admirara y contemplara como si fueras un soberbio animal mitológico en ese mundo de fantasía que construiste para mi.
Ricardo Figueroa-La Máquina de Escribir.

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