23 de abril, día del libro.

 


En el día del libro, 23 de abril, que hace referencia también al aniversario de la muerte del Manco de Lepanto, don Miguel de Cervantes Saavedra, acuden a mi mente la cantidad de libros que he podido atesorar, no guardar para coleccionar, sino para disfrutar y deleitarme en cada momento de mi vida. Ni más ni menos que un ejercicio devoto y solitario de ir "aprovisionando" para los buenos y los malos días como hacen las hormigas laboriosas que transportan su comida en fila hacia la profundidad de sus cuevas. La idea de convertirme en lector testarudo y empecinado nació con la lectura de un libro de Rafael Pombo, primero, cuando tenía yo seis años, cimentándose tiempo después la afición con la llegada a mis manos de otros libros cedidos por mi padre como fueron La Vorágine, María, doña Bárbara, La mala hora, Adiós a las armas, y el libro que no podía faltar: El Quijote de la Mancha en una edición preciosa de editorial Bruguera que por asuntos de la vida perdí en circunstancias de suma adversidad. Hasta el día de hoy lamento que tal desgracia haya tenido que ocurrirme a mí. Repuse el libro en otra edición buscando remediar tal aflicción pero me costó un esfuerzo enorme tratar de habituarme al impacto que me produjo el primero por ser un regalo directo de mi padre. Podría decirse que es como enviudar y suplir la ausencia de la amada con alguna de sus hermanas, en caso de que las tuviera. Casos se han dado y todos felices comiendo perdices. Pero yo soy un Cáncer, y uno de los rasgos más sobresalientes de este signo es precisamente la lealtad y la fidelidad incondicionales a mis principios y deberes contraídos. Hasta en eso me distingo, cosa que podría causar más de una sonrisa perspicaz (¿quizás aleve?). Pero ahí tengo el libro, ahí tengo el Quijote, y le rindo toda la admiración posible desde mi humilde condición de lector. Vinieron más libros, nuevas lecturas, y el afán, ese afán angustioso de saber que el tiempo no le va a alcanzar a uno para abarcar en el propósito de lectura los libros indispensables y más valiosos de la literatura universal. Pero uno es terco y se hace regañar por gusto. "Que mire la cantidad de libros que tiene y sigue trayendo más", "Que me preocupe mejor por cuidar de mi apariencia física", "Que en vez de estar invirtiendo en libros cómprese una camisa, un pantalón, un par de zapatos", "Que salga a caminar, a respirar aire puro, a mirar la vida tal y como se presenta", como si estando con el libro en la mano se convirtiera uno en un autómata, en un sonámbulo mejor, y tuviera que vivir forzado la vida del libro, no la que debe tocarle a uno en la realidad. Se apela entonces a la sabiduría de Maughan tanto para defenderse como para justificarse y asunto arreglado: "Adquirir el hábito de la lectura y rodearnos de buenos libros es construirnos un refugio moral que nos protege de casi todas las miserias de la vida" Yo tengo mi cuarto de lectura, mi mesa de trabajo, mi computador, y los libros que necesito para sacarle verdadero provecho a la vida. Y la vida de todo ser humano es relativamente corta. No se alcanza a efectuar en la práctica lo que uno se propone hacer y crear desde su perspectiva más ambiciosa. Y mientras a algunos les parece aburridor un lunes, para mí es el día más espléndido de la semana, el que me infunde esa energía para planificar mis asuntos y ponerme en marcha con mis proyectos. Fe, ganas y entusiasmo es lo que se necesita. Lo que tuvo Gabo cuando empezaba con la gestación de su obra. Así su propia madre se haya decepcionado al verlo. "Tu papá está muy triste", le dijo para rematar. "¿Y eso por qué?", le pregunta con cautela el hijo. "Porque dejaste los estudios" Gabo había desertado de la universidad "con la ilusión temeraria de vivir del periodismo y la literatura sin necesidad de aprenderlos, animado por una frase que creyó haber leído en Bernard Shaw que decía: "Desde muy niño tuve que interrumpir mi educación para ir a la escuela", así que no fue capaz de discutirlo con nadie porque sentía, sin poder explicarlo, que sus razones sólo podían ser válidas para sí mismo"
El párrafo que sigue es magistral y está obviamente en su autobiografía "Vivir para contarla":

_ Tu papá está muy triste -dijo.
Ahí estaba, pues, el infierno tan temido. Empezaba como siempre, cuando menos se esperaba, y con una voz sedante que no había de alterarse ante nada. Sólo por cumplir con el ritual, pues conocía la respuesta, le pregunté:
_ ¿Y eso por qué?
_ Porque dejaste los estudios.
_ No los dejé -le dije-. Sólo cambié de carrera.
La idea de una discusión a fondo le levantó el ánimo.
_ Tu papá dice que es lo mismo -dijo.
A sabiendas de que era falso, le dije:
_ También él dejó de estudiar para tocar el violín.
_ No fue igual -replicó ella con una gran vivacidad-. El violín lo tocaba sólo en fiestas y serenatas. Si dejó sus estudios fue porque no tenía con qué comer. Pero en menos de un mes aprendió telegrafía, que entonces era una profesión muy buena, sobre todo en Aracataca.
_ Yo también vivo de escribir en los periódicos -le dije.
_ Eso lo dices para no mortificarme -dijo ella-. Pero la mala situación se te nota de lejos. Cómo será, que cuando te vi no te reconocí.
_ Yo tampoco la reconocí a usted -le dije.
_ Pero no por lo mismo -dijo ella-. Yo pensé que eras un limosnero. -Me miró las sandalias gastadas, y agregó-: Y sin medias.
_ Es más cómodo -le dije-. Dos camisas y dos calzoncillos: uno puesto y otro secándose. ¿Qué más se necesita?

Gabo cumplió diez años de haber fallecido, 17 de abril de 1914, siendo las 2:47 horas, en su residencia de México. Nos privó de darnos a conocer la segunda y definitiva parte de su obra autobiográfica, con la que tendríamos una semblanza perfecta de su genio narrativo. Lo demás lo sabemos y lo complementamos de segunda mano con información y testimonios de sus amigos más allegados y cercanos, los que compartieron con él sus últimos días de vida. Hoy, en el día del libro, le rendimos tributo de admiración y gratitud al único colombiano, hasta ahora, en obtener el máximo galardón de las letras universales.

Nicolás Figue/ Vocesdispersas -escrittore17blogspot.com


Comentarios

Entradas populares de este blog

Algún día leerá estas páginas

Rumba en la Luna

Es domingo.